El festejo fue mesurado, pero cercano, simbólico: tras el tanto de Casemiro que clasificó a Brasil a octavos de final del Mundial de Catar, Tite abrazó y besó a Matheus Bachi, su hijo y asistente técnico en la 'Seleção'.

El gesto cariñoso tuvo un aire de alivio para el seleccionador brasileño, señalado varias veces de "nepotismo" por incluir a su hijo en la comisión técnica de los pentacampeones, grandes favoritos al título.  

"Antes del atleta existe el ser humano. Sé de sus credenciales. Tengo la felicidad de tener a un gran profesional y a un hijo que amo a mi lado", dijo el DT, de 61 años, al término del triunfo ante Suiza (1-0) el lunes en Doha.

Matheus Bachi, primogénito de Tite, ha acompañado a su padre desde el inicio de su aventura en la 'Canarinha', en junio de 2016. Antes estuvieron juntos, también como técnico-auxiliar, en el Corinthians de Sao Paulo, con el que ganaron el campeonato brasileño de 2015.

En el 'scratch' empezó como asistente técnico y tecnológico. En un principio, estuvo aislado de los reflectores y su trabajo analítico solía realizarse desde las gradas de los estadios donde jugaba Brasil. 

Pero antes de la Copa América-2019, ganada por el 'scratch' en su territorio, las cosas cambiaron: el exdefensor Sylvinho, entonces auxiliar de Tite, fue nombrado entrenador del Olympique de Lyon un mes antes del torneo.

Custodio de las pelotas paradas

Matheus, ahora con 33 años, ganó espacio y su figura atlética y espigada pasó a tener presencia en el banquillo, desde donde en ocasiones da orientaciones a los jugadores, tanto los que van a entrar como los que están en el campo.

No es extraño verlo con un auricular negro en la oreja desde donde recibe información de ayudantes asentados afuera de la zona técnica.

"Es el responsable de las pelotas paradas, quien te muestra las posiciones de forma didáctica con fotos o en una tableta", explicó Tite. 

Ferviente católico como su padre, a quien llama profesor, maestro y amigo, Matheus se formó en Educación Física e hizo pasantías en el Barcelona con Neymar y en el Flamengo de Rio de Janeiro con Vanderlei Luxemburgo.

Sus capacidades profesionales no lo han blindado de ataques en Brasil, donde algunos consideran que su presencia se debe al vínculo familiar con su padre. 

"Es inevitable (que se diga eso)", dijo Tite a la revista Placar en octubre. "¿Es imposible que un médico tenga un hijo que sea buen médico? ¿Y que un músico tenga un hijo que sea buen músico? Matheus es tremendamente bueno".

El mediocampista Lucas Paquetá le atribuye haberle "cambiado la cabeza" luego de una floja presentación con la 'amarela'.

"Llamé a mi esposa, a mis padres y les dije: 'creo que no volveré a jugar en la selección'", contó al diario Estadao de Sao Paulo. "Apenas colgué, él tocó la puerta y me dijo: 'Nosotros confiamos mucho en ti, tranquilo, no te cargues. Eres un gran jugador' (...) Creo que Matheus cambió mi pensamiento".  

Polémica y sueño

Aunque lo defiende a capa y espada, Tite también ha tenido que darle un jalón de orejas al mayor de sus dos hijos (la otra es Gabriele, de 25 años) y miembro de una comisión técnica integrada por los estudiosos Cléber Xavier y César Sampaio.

En octubre de 2021, Matheus fue blanco de críticas en Brasil por haberle dado "me gusta" a varias publicaciones que atacaban a la población LGBTQ+, el feminismo y que pedían clausurar la corte suprema, blanco frecuente del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro. 

La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) publicó entonces un comunicado en el que aseguró que "habló directamente" con el asistente, "quien reconoció su error" y dijo no "compartir" el contenido de los mensajes a los que había dado 'like'.

"No debe existir ningún prejuicio, estamos en un proceso de igualdad en la sociedad, sea de color, raza o sexo", sostuvo su padre en ese momento.

Casado con la influenciadora Fernanda Silva Bachi, con quien tiene dos niños, Matheus también dejará la 'Seleção' al final de la Copa del Mundo, sea con el hexacampeonato en el bolsillo o sin él.

Tite no seguirá al mando y desea continuar su carrera dirigiendo a algún club europeo. Su primogénito, por su parte, quiere salir de la sombra de su laureado padre.

"Tuve un maestro y un profesor en casa, es una gran ventaja para mí. Eso me hace anhelar, soñar con tener mi propia carrera (como entrenador)", dijo recientemente al portal Globo Esporte. "De vez en cuando bromeo con él sobre convertirme en técnico y ganarle".